Como mamá, no hay mayor satisfacción que ver crecer a tu hijo, no solo en edad, sino también en carácter, disciplina y pasión por lo que hace. Mi hijo lleva ya más de tres años entrenando Hapkido en el Club Tae Do chi, y en este tiempo he sido testigo de un progreso impresionante, tanto en su desarrollo como deportista, como en su madurez personal.

Desde que empezó en este deporte, al principio no sabía lo que iba a encontrar, pero hoy, al verlo entrenar con tanto amor, entrega y pasión, puedo decir con certeza que Hapkido ha sido una de las mejores decisiones que pudo haber tomado. Los primeros días, como es normal, fueron de adaptación y aprendizaje, pero su constancia y la guía de sus profesores le han permitido crecer no solo en habilidad técnica, sino en fortaleza mental y emocional.

Lo que más me impresiona es la disciplina que ha desarrollado. No es solo cuestión de practicar los movimientos y técnicas; ha aprendido a ser puntual, a comprometerse con sus entrenamientos y a enfocarse en sus metas. Esto ha tenido un impacto positivo en su vida diaria, tanto en la escuela como en su trato con los demás. La disciplina que Hapkido fomenta, junto con los valores que transmite el Club Tae Do chi, han moldeado a mi hijo en una persona más responsable, respetuosa y con un gran sentido del trabajo en equipo.